Erik no tiene hermanos.
Si los tuviera, me encantaría que su hermana fuera como Cristina Fernández. Madre
mía, no sé si voy a ser capaz de expresar lo que para mí supuso conocer a
Cristina, que tiene 15 años cargados de una vitalidad inagotable. La he visto en
vídeos trabajar con su hermana Julia con una complicidad máxima. Me ha mostrado
los materiales que le prepara. He comprobado cómo brillan sus ojos con un entusiasmo
que traspasa. La he sentido en sus abrazos con tal fuerza, que su compromiso por
su hermana y por la inclusión de todas
las personas con autismo han dejado en mí la huella más marcada del Congreso en
el que familias, docentes y profesionales hemos compartido tantas experiencias.
Tengo pendiente reflejar
mis impresiones del Congreso “La inclusión no es un sueño”, organizado por
Conecta del 10 al 13 de octubre en Salobreña. Pero no quería dejar pasar más
tiempo sin hablar de Cristina, la chica que se ha ganado a pulso mi corazón de
madre.
La presento con sus
palabras: “Nosotros somos los primeros que aceptamos a nuestros hermanos, muchas
veces antes que nuestros padres. Nosotros somos los primeros que aprendemos a
vivir con ellos y a ayudarles de forma más natural y espontánea. Somos los primeros que
podemos hacer posible que LA
INCLUSIÓN NO SEA UN SUEÑO ”.
Recuerdo que días antes de acudir a Salobreña,
Cristina contactó por mail. Ya se me desbordaron las lágrimas con sus palabras.
Sólo soy una madre más, la madre de Erik… y como tal, leer esas ganas de
Cristina por seguir aprendiendo y conocerme… ¿Conocerme a mí? Conocerla a ella,
A CRISTINA, ése ha sido el gustazo.
Cuando por fin nos vimos, Cristina se quedó hasta el
final de la tarde del jueves con nosotros. Quería ayudarnos a Francisco Arjona
y a mí a preparar la sala donde íbamos a ofrecer nuestro Taller al día
siguiente. Mano a mano, entre todos, organizamos los materiales, los juegos,
las mesas, las sillas…. ¡Con qué ilusión! Y ya que hablamos de hermanos,
impresionante también tener a Alex, el hermanito de tres años de Lara e hijo de Francisco y de Francis… Sus manitas
recolocaban los juegos y se iban a pillar las recompensas en forma de
lacasitos. Ternura total. ¿Quién ha podido contar con semejante lujazo en los
preparativos previos a un Taller?
El Congreso ha dado voz a los padres, docentes,
profesionales, juristas… Pero algo muy importante se echaba en falta: los
hermanos. En nuestro Taller pudimos mostrar a Alex en plena acción animando a
su hermanita Lara con su “biennn” en las sesiones de terapia… Pero faltaba el
broche de oro.
Y allí estaba Cristina. Sábado por la tarde. Ya se habían reflejado las conclusiones.
Terminaba la ceremonia de clausura para dar paso a las preguntas finales. Y
Cristina se puso en pie, tenía una carta. Se dirigió a la palestra con sus
quince años gloriosos. Y leyó, mientras cada palabra suya se nos grababa a
fuego:
Hola:
Bueno, lo primero que
quiero hacer es dar las gracias a Francisco Arjona y a la asociación Conecta por hacer posible
mi presencia en este congreso.
Mi nombre es
Cristina,tengo 15 años y tengo una hermana de 12 años con autismo. Desde
pequeña he estado muy concienciada con su problema.
A mí me gusta mucho
ayudar en las terapias de mi hermana, cuando era pequeña la ayuda era más desde
el juego, pero ahora ya ayudo en programas haciendo de terapeuta. Tengo la
suerte de que mi hermana cuenta con un buen terapeuta y también ha tenido
buenas profesoras en el colegio.
Para mí los mejores
profesionales son los que no solo enseñan al niño con autismo, sino el que
tambien enseña a la familia.
También elaboro
materiales para mi hermana.Siempre le han gustado las cosa que yo preparo.Por
eso pienso que es importante que yo ayude en su aprendizaje.
En ocasiones las cosas no
son fáciles,porque mi hermana tiene a veces problemas de conducta que nos
cuesta controlar.Yo sufro cuando veo a mi hermana así.
A la hora de elegir lo
que quería estudiar, pensé en primer lugar estudiar Educación Especial. Al
final he decidido estudiar Psicología, como Ángel Riviere, ya que el ha sido
una gran persona en el mundo del autismo.
Estoy muy contenta de
estar aquí y haber conocido a tantas personas del mundo del autismo.
Me gustaría que en este tipo de encuentros se tuviera
más en cuenta a los hermanos. Nosotros somos los primeros que aceptamos a
nuestros hermanos, muchas veces antes que nuestros padres. Nosotros somos los
primeros que aprendemos a vivir con ellos y a ayudarles de forma más natural y
espontánea.
Por tanto, nosotros - los
hermanos - somos los primeros que podemos hacer posible que LA INCLUSIÓN NO SEA UN
SUEÑO.
El aplauso fue
apoteósico. Creo que no había ningún congresista sin lágrimas en los ojos.
Cristina vino hacia donde estábamos. Y el abrazo que nos dimos, con ese amor que tan sólo puede conocer una madre
fundida con una hermana, jamás se me olvidará en la vida.
GRACIAS, CRISTINA. HERMANA.
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