Potenciar
la intención comunicativa es indispensable como paso previo y complementario de
la estimulación del lenguaje. En esta entrada del blog ya expusimos que estrategias
podemos utilizar, como colocar a la vista pero fuera de su alcance sus juguetes
favoritos o darle algo sin que esté completo o detener una acción placentera
para esperar reacción, por ejemplo. Juegos de dedos, actividades con
movimiento, canciones o implicación en actividades cotidianas ofrecen muchas
oportunidades. Hoy me voy a detener en una gran herramienta para estimular
interacción, comunicación y lenguaje: los libros de imágenes.
Nos
colocamos cómodamente. El peque sobre un cojín o puff grandote, tú de frente.
El libro mira en dirección del niño. También podéis usar una mesa para la
situación frente a frente o cualquier otro rincón (sofá, colchonetas) donde el
niño esté a gusto. Más adelante podéis verlo juntitos, sentados al lado, pero
en los comienzos vamos a favorecer más la interacción con la posición frontal.
Usamos libros con
imágenes grandotas, simples, de colores vivos y contrastados. Mejor si solo hay
una imagen por página, e incluso mejor si las imágenes corresponden a
diferentes categorías: animales, aparatos eléctricos (los favoritos de mi hijo
en los comienzos, por ejemplo), frutas... Facilitamos de esta forma la
comprensión y propiciamos la expresión. Iremos luego ampliando vocabulario a la
par de mantener la atención.
¿Y si usamos libritos
interactivos? Abriendo puertas, tirando de elementos, con espejos, apretando
botoncitos... La atención se logra más
usando elementos sorpresivos e incitando a la curiosidad. Exageremos la
mímica y hagamos sonidos a la vez.
Paso a paso:
- Señalar y nombrar por parte del adulto. Lenguaje claro, poniendo énfasis en la palabra: Gato. Más adelante podremo preguntar: ¿qué es? – gato.
- El niño señala, el adulto contesta: Gato
- El niño nombra: Gato,
preguntamos: ¿dónde está el
gato? – el niño lo señala (o le movemos el
dedito)
- El niño nombra: Gato, añadimos información. Sí, el gato es peludo.
- Hacemos efectos sonoros, onomatopeyas (grandes estimuladoras del lenguaje)
- Podemos completar con rimas, canciones, retahílas...
¿Os habéis fijado de qué forma tan sencilla estamos estableciendo turnos? Vamos preparando una conversación con un diálogo sencillo, incluso sin palabras por ambas partes.
Y un truco que a nosotros nos funcionó de maravilla: usar
nuestros álbumes de fotos o hacer nuestros propios libros de imágenes.